1. Variada en cuanto al tipo de alimentos y a sus formas de elaboración. Debemos tomar alimentos diferentes orígenes animales, vegetales y de diferentes formas de preparación: hervidos, asados, al vapor, fritos, a la plancha, cocinados en el horno, para así hacer más agradable nuestra dieta y disfrutar más del placer de comer.
2. Completa para proporcionar todos los elementos necesarios a nuestro organismo para que éste lleve a cabo sus funciones que son la función energética (aportar la energía en el metabolismo), función plástica (construcción y renovación de las células) y función reguladora protectora (aportar todos los elementos para los procesos esenciales del organismo: vitaminas, minerales, aminoácidos, agua...)
3. Suficiente en cantidad, de acuerdo con nuestras necesidades específicas en función de nuestra actividad, edad, sexo, altura...
4. Equilibrada entre los distintos tipos de nutrientes Y en su aportación a lo largo del día. Según la FAO-OMS el aporte calórico adecuado es: 15% Proteínas, 55-60 % Glúcidos, menos del 30% lípidos.
El consumo de colesterol se recomienda menos de 300 mg/día, de fibra 22-30 g/día, y que la sal no supere 3-6 g/día para evitar la hipertensión.
5. Seguro y sin riesgo. Debemos exigir que los alimentos que consumamos estén libres de microorganismos perjudiciales, toxinas, residuos, pesticidas, metales pesados, dioxinas....
Además de una alimentación sana y equilibrada debemos compaginarlo con hábitos saludables como: practicar algún deporte, evitar la vida sedentaria, reducir el estrés, y realizar alguna actividad como yoga o meditación.
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